EL ATAQUE DE LAS VAMPIRAS

Os presentamos a otro nuevo colaborador del Blog, nuestro querido Doctor, al que podéis visitar en su propio espacio en EL BURLADOR DE MITOS.
Abrimos la veda en lo que es el cutre-fantástico Español, tan insondable y bizarro como nuestra propia idiosincrasia.
Nos podríamos tirar meses haciendo críticas sobre estos engendros patrios, así que iremos más bien poco a poco. Y como en estos casos, Jesús Franco es el rey en un país de freaks.
Cabe decir que una de las peores películas que hemos visto en mi vida es el putrefacto cagarro "Killer Barbys", que ni Albert Sanz ni Dani pudimos soportar entera. Pero aparte de ese resbalón, Jess tiene mucho que ofrecer a este blog.
Que lo disfruten, y esperamos más colaboraciones de Doctor y de todos ustedes...








  • Título original: "El ataque de las vampiras".
  • Director: J.P. Johnson.
  • Guión: J.P. Johnson y Gérard Brisseau.
  • Cast: Lina Romay, Jack Taylor, Alice Arno, etc.
  • Año: 1.975.
  • Especialista de BlogCaspa que se ha atrevido a analizar este ñordo: Doctor.



    Anoche me quedé dormido rodeado de latas vacías de cerveza, una bolsa de palomitas rancia que me repite como un mal perfume, y el cenicero reventado de colillas.
Había estado viendo una de las películas más infames de todos los tiempos, cabeceé varias veces, me despertaba sobresaltado por nada, porque es una película en la que no pasa absolutamente nada y que hereda lo peor y más cutre de la época del destape.

    Así me encontré con que la película arrancaba en medio de un bosque envuelto en niebla, y desde lontananza, se ve venir hacia cámara a una tipa desnuda, con un cinturón inútil que no se sabe bien que sujeta y una capa negra. La cámara, haciendo uso del zoom más hortera de todos los tiempos, hace un recorrido por la anatomía erótica de la vampiresa en cuestión, como si eso fuera ya el colmo del erotismo y todos los tíos tuviéramos el pene a la altura del ombligo.



    No contento el director con semejante ejercicio de "fascinación" y "plasticidad" cinematográfica, hace que la vampiresa se ponga a caminar por el bosque este, donde encontrarse con alguien, sería como tropezar con un pingüino en el desierto.

    Pues en un alarde de imaginación sin precedentes, el negligente director, que tiene como único mérito haber convencido a unas incautas para que salieran toda la película en pelotas, va y nos pone a un tipo caminando por ahí como si se diera una vuelta por el Retiro. Y naturalmente, en otro alarde de buen guión, en lugar de mostrar sorpresa, que es lo que haríamos todos si nos encontramos con una tipa en pelotas en medio de un bosque perdido de la mano de Dios, donde nos estamos dando un garbeo así como quien no quiere la cosa, porque a esas horas no teníamos nada que hacer, pues va el tipo y le pregunta a la vampiresa en pelotas: ¿Te puedo ayudar en algo?

 Alucinante. Aquí es cuando aplaudimos y nos inclinamos ante el guionista más ingenioso y natural de todos los tiempos que, además, tiene la brillante idea de hacer que la vampiresa de marras, sea muda.

¿Cómo se comunica? Se preguntarán todos ustedes. Pues con el recurso este de la fascinación, sí, haciendo que la vampiresa le seduzca con el místico poder de su mirada y parezca que lo más normal del mundo sea encontrarnos a mujeres desnudas en los bosques del planeta donde habitan los chupa sangres.

    Así que se lleva al incauto seducido por el mágico poder de su mente al idílico decorado donde hay una valla de esas que compras a precio de saldo en unos grandes almacenes, y tras hacer como que lo besa, la tipa en cuestión le hace una mamada de muerte. Y nunca mejor dicho, porque chupar sangre no sabemos si la chupa, ya que es su lugar lo que hace es matarte a lengüetazos, que es su leiv motiv.

    Por lo demás, y alardeando de nuevo el guionista de nula imaginación y peor originalidad, nos encontramos con los personajes arquetipo de la novela de Bram Stoker, pero aquí en versión flipados. Tenemos al homólogo de Jonathan Harker, un chalado que se cree un gurú místico porque escribe desde una playa imposible los amores que le encadenarán a la vampiresa. Quizá por el exceso de drogas, el tipo, que podría ganar todos los premios al actor más patético de la historia del cine, acaba enganchándose a la susodicha que, cuando le hace la mamada correspondiente, la palma.

    Antológica es la escena cuando ella se da cuenta de que también le ama: ambos en medio de un sembrado, como si de un anuncio de champús se tratara, y brincando como una musa triste del cine mudo, agarrándose a un árbol para mostrar su dolor.

    Patético, amigos. Yo ya estaba por subir la cantidad de consumo de alcohol ante semejante arrebato de cursilería tristemente rodado.

    Luego tenemos al más flipado de todos: Van Helsing. Un tipo melenudo que parece pintor de arte abstracto, esa clase de chalados que se fuman tres porros y se dedican a tirar pintura por el balcón, diciendo que la carretera es un gran lienzo de dios y chorradas por el estilo, y que en su caso, no se sabe cómo ni dónde ni por qué, va persiguiendo a la vampiresa.

    Quizá lo haga porque el tipo sea tan feo que no quiera ni matarle a mamadas, y eso debe de doler… en su ego de caza vampiros.

    Tendríamos también a Lucy, en una escena lésbica que el inefable director nos la muestra con el poder de la mente, porque las dos tipas lo flipan en colores. Aquí, cómo no, le hace una buena limpieza vaginal, y la doncella capturada por la vampiresa, también la palma.

    En resumen, película no recomendable para verla solos. Tienen que verla con los amigotes, unas cuantas cervezas, y una cierta predisposición al despropósito del peor cine de todos los tiempos.

    Habrá quien quiera ver arte en el submundo de la caspa, en este patético director que, de no sacar tetas, culos, coños y alguna polla encogida, habría tenido menos repercusión que el grito de un grillo en el centro de Nueva York.

Galaxy Invader (1985)



GALAXY INVADER (1985)

Dir: Don Dohler.

A veces las cosas suceden porque tienen que suceder. Hay choques de partículas al azar que determinan vidas y destinos.

El mío era "encontrarme" con Don Dohler.

Necropolis (1987)



NECRÓPOLIS (1987)
Dir: Bruce Hickey

A veces, das gracias a dios, o a quien sea, por el agua caliente durante una buena ducha, el aire condicionado una noche de calor insoportable o a la televisión, por salvar a tantas familias del suicidio por aburrimiento.

Yo doy gracias por el botón de avance rápido. Soportar cosas como “Necrópolis” sin él sería como tener que aguantar una charla de tres horas entre Alfonso Ussia y el Losantos. Imaginároslo por un momento.